martes, 29 de diciembre de 2015

La comba



Salto a la comba
con la paranoia, 
y el amor, cargado con sus mil cruces,
con su barra libre de inseguridades
siempre acaba por hacerme tropezar
al acelerarse el ritmo
de tan trepidante juego
y ver en cada hasta mañana
un accidente mortal.

La canción, que se repite,
aportando esa melodía dulce 
que cosen las voces inocentes 
como en un juego de niños y parques
es ahora una taquicardia:
llámala ansiedad si quieres, mi vida.
Pero llámala y no la ignores.

¿Te he dicho que te quiero?
Te pregunto, ya sabiendo la respuesta, 
una vez que mi corazón vuelve al lugar
del que jamás debió salir
y todos sus silencios son el túnel
en el que se hacen eco
todas tus miradas cómplices
de tus guiños mudos.

No me des la espalda,
no me niegues tu mano, algo así como un verso,
que me suicidas
desde todos mis balcones que son abismos, 
que ahora se quedan huérfanos de luz
por abrirse siempre 
hacia un pasado mañana
de noches extintas, 
por estar todas las estrellas volcadas en tu pecho
vestido de astros y carne.

Salto a la comba
con los miedos
que todo amor otorga
desde todas las infancias
y ahora dependo 
de tu voz 
para dormirme, tranquilo,
y despertarme algún día
siendo el futuro que toda la humanidad
desea. 





viernes, 27 de noviembre de 2015

Una ciudad de ruinas personales



La ciudad está hecha
de ruinas personales
y calles sin salida. 

Brilla el Sol, como solo él lo hace, 
y yo lo veo todo gris
menos tus labios,
aunque no los vea.

Las aceras son mares
de un otoño en calma
hechos de hojas marrones
con algún reducto verde de resistencia.
Pero mis ojos lo ven todo gris.

Las miradas, afectadas por la gravedad,
se arrastran por los suelos grises
repletos de zapatos con prisas
con los que tropezarse 
camino del mismo lugar de cada día.

Se abre la vida
como la herida que no cierra,
infectada infinitamente,
una vez que ya nos hemos acostumbrado 
a ese dolor constante.

La rutina bosteza
en el bar gris de todas las plazas
mientras agita un azucarillo 
y deja que se enfríe levemente el café,
siempre largo, 
como el resumen 
de los dramas
 en esta urbe. 

Mientras todo eso sucede,
las estraperlistas ilusiones 
trafican con los colores
por los túneles ocultos 
de las cloacas. 












   

viernes, 13 de noviembre de 2015

Regalo de aniversario




No te hagas mayor nunca...
A no ser que sea para perfumar
 de buenas historias
a ese mañana que es el siguiente paso,
a ese futuro que no se apunta con bolígrafos en calendarios,
en resumidas cuentas al tiempo
y a sus cambios de humor constantes
que ojalá ya nunca sean cambios de amor.

Te lo escribo ahora,
que me he acostumbrado
a saltar como en colchonetas infantiles
de tu corazón al mío y viceversa,
de la misma manera que tú un buen día me pintaste,
sacando a pasear tu lápiz,
con el alma.

No te hagas mayor nunca...
Esa será la melodía que le oirás silbar a todos los segundos.
La canción de los paisajes que aún no has visto.
El sorprendente sabor de la curiosidad que jamás mengua. 
Aquel juego de niños que te niegas a olvidar.
Un álbum de fotos que conserva risas y mucas.
Ese será nuestro grito de guerra
y has de prometérmelo.
El que no sabe dormir en las gargantas afónicas y felices
de los que viven más de lo que respiran
mientras sueñan al cubo y siempre en tres dimensiones.

Crece...
Crece tan alto como quieras.
Crece tan libre como puedas.
Crece tan adentro como llegues.
Crece tan humana como sepas.
Crece tan corazón como bombees.
Crece tan instinto como ansíes.
Crece tan racional como pienses.
Crece tan grande como no duelas.
Crece tan bien como respetes.
Crece tan segura como un día llegará la muerte.

Crece de la misma manera que lo hace el amor
que siendo ciego hace suya toda la oscuridad,
¿ Qué voy a contarte a ti, verdad ?

Crece 
de la jodida manera que quieras
pero no te hagas mayor nunca.




martes, 10 de noviembre de 2015

Versos nómadas








Viajar con la poesía y escribir con los viajes. 

Y soñar, cada día, con dar la vuelta al mundo en verso

o con hacer que el mundo gire sobre un poema.



Viajar lentamente hacia adentro 

dejando gotear la imaginación 

y explorando cada rincón de oscuridad

donde habitan los monstruos

que nosotros mismos escondemos. 


Viajar fugazmente a la felicidad

escondida tras aquellas sonrisas que nos brindamos,

tras dos pieles de gallina al mismo tiempo,

en el punto y final de una buena noticia,

en un vaso de vino y una charla a media tarde,

en el cosquilleo del corazón 

y el baile de las mariposas.


Viajar, buscando un nuevo continente,

que lleva tu mismo nombre,

tus mismas manías, hoy ya tradiciones,

y tus mismos olores a tierra virgen.


Hacerlo de mi boca a tu boca

pasando por el paisaje frágil 

de nuestra buena suerte.


Viajar, aunque nos cueste la vida.

Vivir, sintiendo estar en el mejor de los viajes.



Haciendo de todas las letras

versos nómadas

que sólo encuentran sobre tu piel 

un rincón donde poder quedarse a vivir

de manera sedentaria 

y desplegar una bandera

que diga:


Contigo estoy en casa

en cualquier lugar.